lunes, 7 de julio de 2008

El amor existe porque el tiempo se agota

Hace un rato me ha venido a la cabeza el corto de Daniel Sánchez Arévalo "El amor existe porque el tiempo se agota" y he decidido buscarlo por la red para verlo otra vez porque me impresionó la primera vez que lo vi.

Buscando, el señor Google (Premio Príncipe de Asturias de Comunicación) me ha ofrecido algo mucho mejor que el corto: una explicación del propio Sánchez Arévalo sobre el título de esta película de once minutos. Qué bien explica las cosas complicadas... Eso que tienes en la cabeza y no sabes como explicar, él te las cuenta. Es algo larga, pero la pongo aquí porque sé que quien lea esto, no se va a parar a pinchar en un link para leerlo y puede que así, teniéndolo debajo, en un momento de aburrimiento se lo lea y disfrute tanto como lo he hecho yo.

Daniel Sánchez Arévalo en ClubCultura.com el 03/03/2005:
"¿Qué pasaría si te quedaran cinco minutos de vida? No, no estás enfermo, simplemente te vas a morir. Y lo sabes. ¿Qué harías si sólo hubiera una persona a tu lado? Nadie más. Una persona a la que no conoces, que también va a morir, y también lo sabe. ¿Como puede ser de grande el vínculo que se cree entre esas dos personas en tan poco tiempo? ¿Qué harías? ¿Lucharías, te aferrarías a la vida, gritarías, llorarías? Yo además de todas esas cosas, lo que haría sería enamorarme de la otra persona, profundamente. Creo que hasta me daría igual el sexo (en todos los sentidos). Sólo querría amar, y lograr ser amado. En cinco minutos.

Esta es la situación que planteo en mi nuevo corto. Sí, otro corto, ¿qué pasa? Una comedia romántica futurista y apocalíptica, que transcurre en los albores del fin del Planeta Tierra. Mi madre dice que nunca he estado enamorado de ninguna de mis novias "oficiales". Mi psicólogo dice todo lo contrario, que he estado enamorado de todas, de maneras muy diferentes, pero enamorado. Lo peor es que yo creo que los dos tienen razón.

Conocí a Ara a los diez años. Era nueva en la clase. Entró y pensé: "parece Blancanieves". Y me enamoré. "Esta es para mí, tiene que ser para mí", fantaseé. Y lo conseguí. Siete años después. A los diecisiete años empezamos a salir juntos. Supuestamente era para toda la vida. Todo el mundo lo pensaba. Ara lo pensaba. Yo lo pensaba... Ahora Ara tiene dos preciosas niñas y está felizmente casada… con otro. Duramos cuatro años y medio juntos.

A partir de entonces sólo supe involucrarme sentimentalmente (de verdad) en relaciones terminales, imposibles, perecederas, con fecha de caducidad. Para protegerme de la fantasía, que aún permanece grabada con letras de fuego en mi pecho, del amor verdadero, único y eterno. "Como el de mamá, ¿no?", me decía mi puntilloso psicólogo con su acento argentino.

Bárbara era (es) americana, de Flint, Chicago, sí de donde es Michael Moore, de esa ciudad tan deprimente que salía en Bowling for Columbine. Estaba en Madrid de intercambio, estudiando Bellas Artes. Iba a estar un mes y medio. Por eso me enamoré de ella. Porque se iba. Por eso y porque había sido jefa de las cheerleaders en su High School y me daba mucho morbo. Luego se fue. Y lloramos mucho, porque ya no nos íbamos a ver nunca más. Pero ella volvió. Y luego fui yo, sí, a Flint. Y luego quedamos en medio. Y así estuvimos casi dos años.

Con Sole empecé a salir porque me iba. Le dije: "Yo dentro de cuatro meses me voy a Nueva York un año, y me quiero ir libre de compromiso". Ella dijo: "Vale". Y mantuvimos una relación porque se iba a acabar. Transcurridos los cuatro meses, Sole se vino a Nueva York. "Vente, pero un par de semanas, de vacaciones, me ayudas a instalarme, y luego ya cada uno sigue su vida". Se quedó todo el año. Estuve tres años con Sole. Ahora tiene un hijo precioso y está felizmente casada… con otro.

La primera noche que conocí a Eva, pensé: "Somos absolutamente incompatibles. Nuestra relación nunca podría funcionar. Es imposible". Y como no iba a funcionar, como no iba a ningún lado, pues me dije: "Disfrutemos lo poco que va a durar, ¿no?". Estuvimos juntos tres años y algo. Los más intensos de mi vida sin lugar a dudas…

Y ahora… Ahora mismo… Pues eso… Bah, si esto no va a durar…Para qué agobiarse…Disfrutemos… Así soy yo, un animal peligroso… No es una cuestión de miedo al compromiso. Sino todo lo contrario, al exceso de compromiso, a lo mucho que me involucro. A que me entrego tanto, que sólo puedo hacerlo si pienso que va a ser por un breve espacio de tiempo. Claro que luego me pongo, y ya que está todo bien, pues seguimos una semana más, ¿no? Y otra, y otra…

Si pensamos que algo va a ser eterno, que siempre va a estar ahí, nunca lo cogeríamos. No lo elegiríamos. Siempre nos tomamos los yogures que están a punto de caducar, o incluso ya caducados. Si hubiera un yogur que nunca caducara, nunca nos lo comeríamos. Seguiría de por vida en la nevera mientras consumimos los otros. A no ser que fuera el único, el último. Y aún así pensaríamos: bueno, mejor lo guardo, no me lo como, por si acaso. Porque nunca se sabe cuando lo vas a necesitar de verdad. A ver quién tiene cojones de consumir algo de tanto valor. Yo no, desde luego. A no ser que me queden cinco minutos de vida y no haya nada (nadie) más alrededor.

Por eso el corto se llama: "El amor existe porque el tiempo se agota". Claro que también pensé en llamarlo: "El amor se agota porque el tiempo existe". Lo peor de todo es que creo que las dos frases tienen razón."

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ais... que sencillo, que complicado... me encanta, y Daniel también me encanta. Pero no, no ha sido él quien ha pisado este pueblo el fin de semana... no he tenido esa suerte, pero sí otra... es lo que tienen las suertes...que nunca son iguales.

Sin ir más lejos ha sido Julito, Julito Medem quien se tiró una noche de Sábado en mi bar preferido del pueblo pasando por se un completo desconocido. Tranquilo, sin agobios y charlando con un buen amigo-camarero. Él le reconoció al final de la conversación... y aquí entra en juego, de nuevo, mi suerte...pero esta vez la mala. Yo no le ví.

Un beso

Alicia González dijo...

¡¿Qué dices?! Y qué hacía Julito por ahí? Si seguís con visitas del estilo de Medem (y yo, por supuesto) van a tener que pasar el festival de cine de San Sebastian a Cebreros! Te imaginas el Dracos ahí de hotel importante??? Jajajaja

Anónimo dijo...

Jajajajajajaj te recuerdo que Dracos está cambiando su decoración....ahora parece más elegante... por decir algo... nosé, me recuerda al Maria Cristina, sólo le queda cambiar la cristaleria jajajajajaja. Ya te iré informando de más acontecimientos! Besososo

 

Con pasiones... | Creative Commons Attribution- Noncommercial License | Dandy Dandilion Designed by Simply Fabulous Blogger Templates